[Tiempo de lectura 3 minutos]No desde hace pocos años, la exigencia ética ha atraído a las finanzas del planeta. El movimiento religioso cuáquero (Quaker) en Estados Unidos, prohibió en 1785 a sus integrantes participar en el negocio de la venta y compra de esclavos. La Sharia -leyes derivadas del Corán- incidió desde sus inicios a los instrumentos bursátiles activos en mercados islámicos: la riqueza no tiene un valor intrínseco por sì misma; no es un fin.
A partir de 1960, el movimiento de inversión socialmente responsable comenzó a ser parte de causas sociales. Tal fue el ejemplo de las
protestas ante empresas proveedoras de la Guerra de Vietnam, tales como la empresa química Dow Chemical, responsable de la elaboración del químico napalm, con efectos severos en la población vietnamita.
Protestas contra empresa DOW Chemical por actividades en la Guerra de Vietnam, Universidad de Michigan (Estados Unidos), 1966. Fuente: Universidad de Michigan
Hechos posteriores, como los derrames petroleros del tanquero Exxon Valdez de Exxon Mobil (1989) o el derrame ocurrido en el Golfo de México en instalaciones de BP (2010), incidieron directamente en el desempeño bursátil de dichas petroleras.
Hacia la formalización
La
inversión socialmente responsable (ISR) tomó presencia directa en los mercados financieros mundiales índices como el
Dow Jones Sustainability Index (Índice en Sustentabilidad de Dow Jones) en 1999 y la emisión de seis
Principles of Responsible Investing (PRI – Principios de Inversión Responsable) por parte de la Organización de las Naciones Unidas, creados en 2006.
Los inversionistas cuentan hoy con en día con
criterios ESG (por sus siglas en inglés: Environment, Society and Governance) como la base ética (y sostenible en el largo plazo) para decisiones de inversión en una empresa determinada. Son además la base de todos los índices actualmente asociados al DJSI y data obligatoria de reporte para empresas activas en países como Brasil, Chile, Perú, Colombia y México (entre otros).
– Environmental (E) – Ambiente: abarca la gestión de residuos, emisiones de carbono, manejo del agua y el uso de otros recursos ambientales, así como estrategias ante el cambio climático.
– Society (S) – Sociedad: se refiere a criterios sociales el lugar de trabajo (por ejemplo: diversidad, administración, derechos humanos), así como a los vínculos establecidos con la comunidad (ciudadania corporativa e iniciativas filantrópicas)
– Governance (G): El gobierno corporativo se centra en el impacto que tienen los involucrados, ya que se relaciona específicamente con los accionistas y la administración de las compañías, al tiempo que aborda la estructura de los consejos, las remuneraciones de los directivos y los derechos de los accionistas.
El PRI, para 2017, tiene más de 1750 signatarios con más de 50 países y 70 trillones de dólares en capitales
Entre las 319 grandes empresas mundiales integrantes del DJSI para 2017, 13 pertenecen a América Latina
Inversiones con impacto y valor
Se trata de inversionistas interesados en identificar proyectos rentables pero que al mismo tiempo tengan un impacto social y ambiental positivo”, detalla
Eduardo Atehortua, Gerente de Sostenibilidad de Deloitte (Colombia) e impulsor del PRI.
No es un tema de reputación, asegura, sino realidades sólidas en lugares como grandes, bancas de comercio y fondos de capital.
“Han entendido que que hoy una empresa que no incorpora criterios ESG en su toma de decisiones corre el riesgo de ser menos productiva, perder oportunidades de nuevos negocios y ser vulnerable a riesgos reputacionales que pongan en jaque su licencia social”, afirma Atertohua.
Conozca aquí la evolución de las empresas latinoamericanas con criterios ESG de la empresa consultora en inversiones MSCI (2007-2017):
Fuente: Eduardo Atehortua
¿Cómo incorporar ESG a la gestión de la empresa?
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