Cuando decimos que la Responsabilidad Social es parte de una visión holística de la organización, que debe ser integrada en cada área, nos referimos a crear la visión necesaria para contribuir desde la práctica de la RSE al norte de la empresa.
Y también nos resulta útil, cuando en nuestra empresa nos gusta definirnos como “empresa socialmente responsable”, un mote muy común hoy en día en empresas de México o Perú que aplican al Distintivo ESR pero que ciertamente se queda un poco corto respecto de la realidad.
Por eso, cuando hablamos de Empresa Responsable, es imperioso que lo veamos como parte de un proceso de mejora contínua, y como parte de un horizonte en el que la visión sea ser parte del Desarrollo Sostenible a partir del desarrollo de nuestro propio negocio.
Tampoco es categórico que podamos decir que una Empresa es “Socialmente Responsable” porque puede serlo en varios de sus procesos pero al ser un tema de mejora contínua, ninguna organización está exenta de los riesgos de malas prácticas.
Por tanto, es importante tener en cuenta que “la empresa responsable desarrolla esas competencias no por razones de conveniencia, sino como principio y política de gobierno, como marco que orienta las decisiones específicas en toda la organización”. En línea con lo que plantea Jorge Etkin en su libro “Capital Social”, “no es sólo cuestión de creencias compartidas, responde también a la necesidad de tener capacidad innovadora para el crecimiento en un entorno abierto y competitivo, con demandas crecientes que parten de la comunidad”.
Y qué mejor reflejo que el que vivimos en América Latina hoy en día, en el que las comunidades han logrado potenciar su voz como stakeholder y eso está obligando a muchas empresas a prestarles más atención; diseñar nuevas estrategias de diálogo y relacionamiento; y gestionar y articular esos reclamos en alianza con los gobiernos locales y regionales.
La participación de las empresas hoy en las comunidades se ha vuelto un asunto no sólo vital para la empresa como tal, sino para sus directivos, que requieren contar entre sus habilidades con la sensibilidad y empatía para poder ser interlocutores válidos entre sus demandas y expectativas respecto de las de la organización.
Por tanto, si pensamos en una Empresa Responsable hoy, sería conveniente pensar en los desafíos que tienen las Comunidades y cómo desde las empresas se puede contribuir a crear oportunidades y propuestas de valor. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que serán presentados en Septiembre son una tremenda oportunidad para aquellas empresas que aún no tienen un foco claro en su intervención comunitaria.
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