De acuerdo con un estudio realizado en el Reino Unido, los millonarios costos que deben asumir las empresas cada año debido a las ausencias de sus empleados por enfermedad son sólo algo más de la mitad de lo que suman los recursos malgastados por tener a trabajadores con baja productividad, desempeñando su labor estando enfermos o poco comprometidos. Es decir que según lo que se lee en esta nota el presentismo es mucho peor aún que el absentismo.

Los directivos de organizaciones de los sectores más diversos están tomando conciencia de esta realidad, pero al menos en Iberoamérica los empresarios que están verdaderamente convencidos de la importancia de propiciar y mantener un buen clima laboral aún están lejos de ser mayoría.

¿Cuánto vale tener un equipo satisfecho e identificado con la misión de la empresa? ¿Cuánto vale que los trabajadores acudan a la oficina contentos? El personal directivo de la aseguradora DKV va a percibirlo con mayor claridad gracias a esta iniciativa, que va más allá del diseño y la promoción de buenas prácticas con los colaboradores y vincula la remuneración variable con el clima laboral.

Pero a pesar de lo efectiva que pueda resultar esa novedad, cabe preguntarse qué tan sostenible es que los líderes de una organización se preocupen por el clima laboral sólo en la medida en que éste tenga efecto en sus propios bolsillos. A propósito, compartimos acá el video de la reciente ponencia de Nuria Chinchilla, directora del ICWF, en TEDxRamblas, sobre ‘El triángulo de la sostenibilidad’, en el que explica su visión de los criterios y valores que deben ser la guía a la hora de definir políticas de conciliación de la vida laboral y familiar. Porque un buen clima laboral vale, no sólo cuesta.

(Imagen vía Flickr)