Para iniciar este tema es bueno actualizar la definición de Responsabilidad Social. Según la Norma ISO26000 se trata de la “Responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medio ambiente, mediante un comportamiento ético y transparente” (2010)
Asimismo, el último comunicado de la Unión Europea la definen como “la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad” (2011), gran cambio desde su definición en 2001, que se refería básicamente, a la voluntariedad de su integración.
Por tanto, debemos tener presente que toda organización, deberá velar por sus impactos en la sociedad, especialmente los negativos y vigilando particularmente, aquellos que se producen en toda la cadena de valor extendida. Este tema será el gran cambio que presentará el nuevo marco GRI G4 de Global Reporting Initiative.
Estos impactos se comprenden como los principales riesgos y oportunidades del accionar que tienen las empresas para lograr sus objetivos estratégicos. En este sentido, es también, interesante lo avanzado por GRI en sus guías sectoriales.
De aquí se destaca la importancia de que cada industria y sector trabaje en asuntos de gestión ESG (ambiental, social y gobernanza), lo que permitirá que las empresas puedan gestionar su materialidad de acuerdo a los impactos para ella y sus grupos de interés, situación que le implica un análisis del contexto y de sus principales drives internos y externos.
Es interesante ver que el verdadero valor de la RS de las empresas tiene que ver con sus impactos, situación que coincide con la mirada de Creación de Valor Compartido (CVC) de Michael Porter, quien señala que las “políticas y prácticas operacionales que mejoran la competitividad de una empresa, a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales en las comunidades en donde opera”. (Harvard Business Review, 2011).
Esta creación de valor deberá determinar cómo la estrategia de la organización, la gestión, el desempeño y las perspectivas conducen a la creación de valor en el corto, mediano y largo plazo. Este enfoque está presente también en los Reportes Integrados de acuerdo a un nuevo marco internacional de El Consejo Internacional de Información Integrada (IIRC).
Por eso, la RS debe integrarse a la misión y estrategia de la organización, para que sea parte de su accionar y de su relacionamiento con sus partes interesadas, logrando una mejor reputación a través de la coherencia con lo que verdaderamente gestiona y aquello que comunica.
Es significativo crear valor para los stakeholders y la propia organización. Entiendo que las compañías deberían comprometerse considerando su accionar y el de sus partes interesadas, logrando generar una estrategia robusta, focalizada en los asuntos relevantes. Como ejemplo, es interesante el caso de Nike: en su Reporte de Sostenibilidad 2012, avanzó en esa línea de coherencia y de buena práctica.
El gran desafío de la creación de valor de la Responsabilidad Social en las empresas es su adaptación a diversas corrientes que cada día plasman una nueva realidad global y local, de organizaciones éticas y sostenibles, transparentes y más humanas.
Por Alberto Guajardo, Jefe de Consultoría y Procesos y Docente especialista en Reportes, Normas y Estrategia de RSE de CapacitaRSE
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