Estamos en tiempos de Gripe A, H1N1, Porcina o como querramos llamarla, y quienes son los que tienen más trabajo por estos días: los médicos.
Y qué es, por otra parte, aquello que todo profesional de la medicina realiza al tratar a cualquier paciente: un diagnóstico.
Esto mismo es lo que toda organización debe realizar cuando decide trabajar en un Programa de Responsabilidad Social Empresaria: primero, un estudio de la situación.
Lo que sucede es que en muchas ocasiones, aquél directivo que tiene a su cargo plantear una estrategia de RSE, debe conocer primero a lo que se va a enfrentar. Para ello puede buscar en Google, consultar algún libro o iniciar algún programa de capacitación que lo acerca al tema en cuestión.
Pero lo que siempre estará latente será esa sensación de que “hay algo de lo que ya hacemos que puede ser considerado RSE”. Entonces, en esta instancia cuando cabe realizar el diagnóstico.
Plantear la estrategia de RSE desde una posición más consolidada y con información sólida, no sólo nos ahorrará un tiempo muy valioso sino que permitirá concentrarse activamente en aquellos puntos de la gestión que necesitarán incorporar aspectos socialmente responsbles en sus prácticas cotidianas.
¿Cómo hacer el diagnóstico de RSE?
Una opción es a través de indicadores que nos permitan evaluar puntos sensibles y a partir de allí sabremos qué mejorar y qué mantener.
Otra opción es realizar un diagrama de temas clave con aspectos como diálogo, derechos humanos, conciliación laboral, consumo responsable, etc. e ir evaluando a través de las distintas áreas de la organización estos issues.
También se puede aprovechar para incluir algún breve cuestionario para conocer las áreas de mayor interés de los colaboradores o el nivel de aceptación personal sobre ciertas prácticas responsables que luego pueden volverse de uso común en el día a día.
En definitiva, el Diagnóstico de RSE es una herramienta esencial para poder plantearse un cambio efectivo y de impacto en la gestión organizacional. Porque será el que de cierta manera nos terminará de definir el Norte hacia el que debemos dirigirnos para evitar navegar en las aguas de la confusión.
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