Seguramente muchos de ustedes hayan visitado en el último tiempo alguna playa. Y si a lo largo de su vida han tenido la oportunidad de visitar varias, en distintos entornos, sabrán que la experiencia es distinta… aunque el agua de mar es técnicamente la misma.
Por ejemplo: en las costas del Pacífico Sur, la costa chilena o peruana nos ofrece hermosas aguas verdes, pero algo frescas. Del otro lado, en el Atlántico Sur, las costas de Argentina o Uruguay, nos ofrecen un agua más bien amarronada, y en algún que otro lado, con toques de turquesa.
Lo mismo ocurre en las costas de Brasil, ya con aguas más tibias y de colores que enamoran los ojos. Y sin dudas, no podemos dejar de mencionar las aguas del Caribe, que parecen salidas de una pintura.
Como decíamos… el agua es técnicamente la misma, como la Responsabilidad Social de la que conocemos sus lineamientos, principios y alcance. Pero lo que le da su color, en definitiva, es el fondo, la esencia de esos mares (si la arena es más márron o más blanca, el agua se verá más o menos transparente o verdosa; lo mismo que si hay corales).
Lo mismo ocurre con la RSE en una empresa. Lo que se ve o sale a la luz de sus prácticas responsables, es en definitiva resultado de su esencia, de lo que hay en la base. Siguiendo la analogía de la arena, deberíamos preguntarnos: ¿reflejamos luz u oscuridad?. Si lo que exponemos como prácticas de RSE contribuye a la transparencia, vamos por el camino correcto. En tanto que si lo que exponemos forma parte de una estrategia viciada por el engaño de mostrarse de un modo pero en la práctica hacer como si nada de eso cuente, algo debemos corregir.
Como siempre hay casos y casos. Aún siguen existiendo empresas que confunden hacer RSE con un programa orientado al Marketing (que llamarán Marketing Responsable). Como a esta altura, con el avance del conocimiento y la cantidad de personas que se ha ido profesionalizando, esas empresas son más fáciles de identificar y quedar expuestas en las Redes Sociales, se va haciendo imperiosa la reorientación al cambio.
Por otro lado, si bien ha habido un avance en la formación del ámbito empresarial en estos temas, aún persiste cierto grado de desconocimiento del alcance que tiene la Responsabilidad Social en una organización. No sólo se trata de lo Ambiental, tampoco de lo Social, ni del impacto Económico, ni siquiera ya del equilibrio de estas 3 esferas. La RSE se ha extendido más allá de la frontera de cualquier organización, aunque debe fortalecerse primordialmente en su origen.
Así es como podemos conseguir una esencia basada en reglas claras, trasparencia y buenas prácticas orientadas a una gestión que equilibre sus impactos de manera justa.
Hacia allí deberíamos orientar el sentido de nuestra Responsabilidad Social, teniendo claro que todo lo que invirtamos en potenciar la esencia y los valores de la organización, será el reflejo de nuestra cultura responsable.
Si es Responsable, está en la esencia
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