En la Gestión Sostenible existe un actor clave que tiene la capacidad de incidir de forma significativa en la continuidad del negocio para cualquier tipo de industria, pero fundamentalmente para aquellas del ámbito extractivo y de infraestructuras. Nos referimos sí, a las Comunidades.
En nuestro análisis anual de las Perspectivas de Sostenibilidad, a fines de 2019 colocamos en el puesto 1 uno de los temas que avizorábamos iba a ser protagonista de esta nueva década: las Comunidades movilizadas en la región. Y desde entonces, hemos sido testigos de este Contexto en el que buena parte de los países de la región han vivido todo tipo de situaciones. La más reciente, Ecuador con un paro de casi 20 días.
No por nada dentro de la Agenda 2030 existe el ODS 16, de Paz y Justicia. Sin Paz, no hay desarrollo sostenible posible, y mantener ese estado se está volviendo cada vez más difícil aún en escenarios como el latinoamericano donde no existen guerras.
La gestión comunitaria cobra así otro sentido para esta década y debe ser capaz de repensar la mirada desde la empresa hacia su entorno, siendo co-protagonista y co-impulsor de su bienestar y desarrollo. Siempre estará la comparación con el rol del Estado, pero fuera de esa discusión, podemos explorar soluciones innovadoras con las Comunidades a partir de lo que ya reconocemos.
Uno de los aspectos que siempre están presentes en los Análisis de Contexto comunitario que revisamos junto a nuestros alumnos del Diplomado de Relaciones Comunitarias es el Emprendimiento. Prácticamente no hay empresa que no adopte una estrategia de empoderamiento desde esta herramienta tan potente para contribuir a la mejor calidad de vida de sus comunidades vecinas.
Y no se trata sólo de diseñar un programa de formación, enseñar técnicas de venta, prospectiva de clientes e ideas de negocio. Se trata de ayudar a integrar a esa Comunidad desde su razón de Ser, desde su origen con aquello que pueden ser capaces de ofrecer. Se pueden incluir aspectos de Sostenibilidad en la producción y potenciarlos junto al sector público para salir a otras regiones del país e incluso, volverse un producto de exportación.
Es allí donde la verdadera relación Ganar – Ganar no sólo puede ser posible, sino también generar un real impacto positivo, que sostenga la Licencia Social para Operar y salga de la dicotomía de tener una porción de la Comunidad en contra y otra a favor de nuestros Proyectos.
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